lunes, 19 de agosto de 2013

TIKAL, GUATEMALA

Aprovechando que los trámites de inmigración hicieron que tuviera que pasar por Belice, decidimos echarle huevos y cruzar a Guatemala para visitar las ruinas de Tikal. La idea era dormir en Bacalar (México), cruzar Belice y llegar a Santa Elena (Guatemala) para dormir. Es una jornada dura, no solo por los casi 400 kms que hay, sino porque las carreteras no están en el mejor estado (sobre todo las de Guatemala) y porque hay que cruzar dos fronteras, con los problemas, el tiempo y la incertidumbre que eso siempre conlleva.

Tras un par de situaciones un poco turbias en Belice (gasolineros armados con escopetas y policía que te saca el arma para pedirte la documentación), encontramos el primer problema real: en Guatemala no me dejaban pasar mi auto alegando un tontería. Habiendo llegado hasta allí, regresar no era una opción, así que llegamos a un acuerdo con un local que nos llevó hasta Santa Elena en su auto por una cantidad relativamente justa, teniendo en cuenta que estábamos en sus manos... Después de un par de horas de trayecto llegamos al hotel sanos y salvos. Una gran tormenta nos recibió en Santa Elena y temimos que la visita a Tikal fuera pasada por agua. Como no teníamos auto, contratamos finalmente con una agencia el transporte y el servicio de guía hasta las ruinas. Normalmente no hago esto, pero he de reconocer que en este caso la jugada salió bien, pues el grupo era pequeño y el guía era bastante experto en Tikal y el mundo Maya. 

Tikal se encuentra en la región del Petén, en Guatemala. Las ruinas de Tikal están en el centro de un parque nacional, con objeto de preservarlas. La superficie del parque es de más de 500km2, aunque las ruinas solo ocupan unos 20 km2, el resto está sin excavar. Puedes hacerte una idea de la importancia que debió tener y de lo que queda por descubrir. Por este motivo, visitar Tikal cansa. Se camina mucho (imprescindibles zapatos cómodos, agua y chubasquero en época de lluvias), hace mucho calor y los moscos no dan tregua, pero merece muchísimo la pena. Aunque obviamente hay turistas, no se llega a tener nunca la sensación de agobio que tienes visitando otra ruinas mayas como Tulum o Teotihuacán. 

No son solo impresionan sus edificios, templos y pirámides, es el lugar en el que está enclavada, en medio de la jungla. Te das cuenta realmente de esto en el trayecto desde Santa Elena, donde la jungla ha sido talada para uso agrícola. Conforme te vas acercando a Tikal, que es parque natural, la jungla se va mostrando poco a poco, hasta que se muestra en todo su esplendor, salvaje. Si tienes suerte en la visita puedes ver monos, tucanes y otros bichos (servidor vio monos araña, varios pájaros raros y unos bichos muy graciosos con cola y hocico largo cuyo nombre no recuerdo). Abajo os dejo un video donde se oye el sonido de las cigarras. 




monos araña
bichos simpáticos y huidizos
Cuando llegaron los españoles, encontraron Tikal abandonada. Se dice que las grandes ciudades mayas colapsaron siglos antes debido a la brutal demanda de recursos (madera, piedra y alimentos) que estas megaciudades. De esta forma, Tikal no fue conquistada como lo fue Teotihuacán, sino encontrada ya invadida por la selva. Cuando estaba allí, me imaginaba como verían aquella ciudad los conquistadores españoles, debió ser algo grandioso a pesar del estado en la que la encontraron. Los edificios no presentaban este aspecto originalmente, sino que estaban revestidos de estuco. Podeis imaginar la impresión que causaría.

espalda del templo I


edificios que se suponen servían de vivienda a la nobleza




vista de la plaza mayor, con el templo I a la derecha


templo I
Como ya sabrás, los mayas eran grandes observadores del sol, la luna y las estrellas, y tenían unos calendarios muy perfeccionados. Muchas de sus edificaciones, estaban destinadas al seguimiento de estos astros mediante las sombras proyectadas, que marcaban los inicios de las estaciones y por tanto los ciclos de su agricultura. De hecho, los edificios principales de la ciudad dibujan la forma de la constelación de la osa mayor.

vista del primer observatorio astronómico de Tikal, también conocido como El mundo perdido
Lo que más me gustó, de largo, fue subir al templo IV, o de la serpiente bicéfala. Tiene una altura de 70 metros y desde arriba divisas todo Tikal y tienes una vista de la jungla en su conjunto. Es cuando realmente entiendes donde estás, que Tikal está en medio de la selva. Como decía el guía, si no subes al templo IV, no sabes lo que es Tikal. 

escaleras habilitadas para subir
vistas de la jungla y los templos al fondo. para mi, lo mejor de Tikal
 Después de la visita y una buena comida en el comedor del recinto, volvimos a Santa Elena y salimos a pasear por la isla de Flores, enclavada en el lago Petén Itzá. Sus calles, pintorescas y abarrotadas de restaurantes y tiendas para turistas no dejan de tener su encanto, sobre todo a la luz del atardecer. 


atardecer en el lago Petén Itzá




aunque se hicieron de rogar, todos querían salir en la foto


Aunque no pasé mucho tiempo en Guatemala, me atrevo de decir que es un pais por descubrir. Un gran desconocido. Ojalá pueda volver pronto con más tiempo para conocer la región de los volcanes. Como dice la canción de Caetano Veloso , Meu coração vagabundo, Quer guardar o mundo, Em mim. 

Carpe Diem.

2 comentarios:

  1. Juanmi, las fotos son increíbles!!! que ganas de ganhar o mundo, heee
    como me alegra saber que lo estás haciendo.

    un beso enorme.

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  2. Muchas gracias Isa. Sigo intentando aprovechar mi tiempo. Tengo muchas ganas de veros a todos, sobre todo al enano, lo confieso.

    Un beso muy fuerte a los tres.

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