viernes, 27 de septiembre de 2013

TRIATLÓN EN CANCÚN

Hoy, después de casi 4 meses viviendo aquí, puedo decir que estoy "adaptado" a los entrenos en Cancún. Cuando hablo de entrenar en Cancún me refiero a entrenar a las 7 am o antes, con temperaturas normalmente por encima de los 30º y, lo más duro, con humedades por encima del 90%. 

Nunca he sido un buen corredor, lo reconozco, muchas veces os lo he dicho, pero bueno, a base de ganas y kilómetros, me fui de España con  unas marcas bastante dignas en 10K y en media maratón (42 min y 1:39 respectivamente). Cuando llegué aquí y salí a correr el primer día pasaron muchas cosas para las que no estaba preparado: en primer lugar, mis ritmos de entrenos subieron del orden de 1m/k y en segundo lugar mi cuerpo se deshidrataba por completo. Estoy hablando de acabar de entrenar como si me hubiera dado una ducha con ropa y zapatillas puestas. Algo absolutamente increíble. Me ha llevado casi cuatro meses "adaptarme" a estas condiciones. Los escribo entre comillas porque hay días que siguen siendo imposible. Confieso que algún momento llegué a pensar que iba a tener que dejar el triatlón por incapacidad para adaptarme. 

Cuatro meses después las cosas han cambiado mucho. Me siento plenamente integrado en el Equipo Forza, donde mis coach Gaby y Marcela me aconsejan y me ayudan, pero sobre todo, me animan a superarme. Mis compañeros también me han ayudado mucho a la integración y hoy considero a muchos de ellos amigos, cosa que no sorprende si tienes que en cuenta la cantidad de horas que compartimos a lo largo de la semana. 

Mis rutinas de natación las llevo a cabo en la piscina (alberca para mis amigos mexicanos) de colegio Da Vinci. Las instalaciones son sencillamente sensacionales y da gusto ir a nadar allí. Mis entrenos de natación los hago por las tardes, despues de trabajar, junto con los más jóvenes de Forza (como jalan esos chavos!!!). Me ha sorprendido el gran nivel de natación que tienen. Nadan muy bien, y muy rápido. Entrenar con ellos es algo frustrante (juventud, divino tesoro), pero me ayudan a mejorar. Aquí en los entrenos se intercalan ejercicios de fuerza, en los que sufro como una nenaza. Voy a nadar todos los días que puedo (entre 3 y 4 a la semana), completando un volumen de aproximadamente 2k/día. 

Entrenamos bici 3 días a la semana: dos en un autodromo y uno, el sábado, en carretera. Yo nunca había entrenado en un autódromo, pero la verdad es que te acostumbras. Rodar en Cancún no es igual que rodar en Madrid, aquí no hay respeto al ciclista y es peligroso rodar solo en carretera (realmente peligroso), así que en estos dos días de autódromo completamos unos 30-40 km haciendo series, y logrando unas medias de 30-31 Km/h, terminando con 1 o 2 vueltas de carrera a pie. Los sábados toca fondo y salimos a la carretera, siempre acompañados por un coche escoba que nos protege de tráfico. Suelen ser rodadas de entre 50 y 100k, dependiendo del día. La bici me gustaba mucho más en España, lo admito. Echo mucho de menos subir a la montaña con mi amigo Mario y Edu, y beber de esa fuente de agua tan fresca. Aquí no hay monte, hay selva, y todo es llano, pero aun así, me sigue encantando la bici y disfruto mucho. Creo que ahora soy más rápido, pero imagino que cuando vaya a la montaña, las pasaré canutas escalando...


La carrera a pie la entrenamos 3 veces a la semana tambien. Los lunes hacemos distancias (fondo, para mis amigos españoles). El ritmo pasa a un segundo plano y lo importante es rodar muchos kms. Yo ya he conseguido rodar por encima de 15 sin morirme, y eso es un gran logro considerando mis principios aquí. Miércoles y viernes vamos a entrenar a la pista, donde tambien juega el Atlante (el equipo de futbol de Cancún). Gaby me ha ayudado mucho con la técnica y poco a poco me está enseñando a correr y creo que todo esto verá sus frutos más pronto que tarde. 


Dentro de poco participaré en mi primer triatlón en México. Mi primer triatlón con el verde de Forza y mi primer triatlón desde mi abandono en el medio de Sevilla en marzo de este año. Quise parar de competir para recuperar la ilusión, las ganas y sobre todo la fortaleza mental que perdí tras el abandono. Todo esto ha vuelto gracias a mi constancia y a la ayuda de mis coach y mis compañeros. Estoy disfrutando cada día con ellos y eso me hace ser optimista de cara a la competición. Los resultados son importantes, pero más lo es disfrutar y compartir. 

Felicidad y orgullo.

Carpe Diem. 

jueves, 5 de septiembre de 2013

VIAJES QUE NUNCA HARÉ: ISLAS JUAN FERNANDEZ

Como ando lesionado por una caída con la bici y con algo de fiebre no he podido entrenar, así que después de trabajar he tenido tiempo para soñar y he decidido iniciar una nueva serie de post: VIAJES QUE NUNCA HARÉ. ¿A qué me refiero cuando hablo de viajes de nunca haré?. Fácil, me refiero a lugares a los que me encantaría ir, pero por un motivo u otro las probabilidades que que esto ocurra son más que remotas. 

En unos casos se trata de falta del tiempo necesario para hacerlos: algunos de estos viajes precisan de un tiempo mínimo superior a un mes y servidor, aunque muchos piensan que me paso el día tocándome la nariz, se gana el pan escribiendo informes. En otros casos se trata de una cuestión económica: muchos, por no decir todos los viajes de esta serie, se encuentran fuera de los circuitos turísticos y/o en latitudes extremas, por lo que el coste del desplazamiento hasta allí suele ser prohibitivo. En algunos casos, se trata de ambas cosas, lo que complica más si cabe, la posibilidad de realizar estos "sueños". 

Aunque suene a tópico y algo empalagoso, desde pequeño siempre me han gustado los atlas. En muchas ocasiones tomaba uno y me pasaba las horas muertas mirando los lugares más extraños, seguía con el dedo el cauce de rÍos, soñaba con conocer desiertos y surcar mares. Sitios de los que nadie hablaba, de los que nadie sabía nada, lugares desconocidos o poco agraciados para la mayoría de la gente: ese suele ser el tipo de sitios a los que a mi me gustaría ir. 

A mi el gusto por la lectura me llegó tarde, bastante tarde diría. Sobre mis 20 años comencé a leer una cantidad ingente de libros, al principio novelas clásicas, pero más tarde, me atraparon las novelas de aventuras, sobre todo, las novelas victorianas. Doyle, Haggard, Stevenson, Melville, Conrad, la biografía de Alejandro Magno, que me marcó sobremanera, prendieron en mi corazón el gusto por la aventura, por el reto y por llegar a donde nadie había llegado antes. Lástima no haber nacido en aquella época. Más tarde comencé a leer sobre el descubrimiento de África y la conquista de los polos en libros de exploradores británicos. Aquellos personajes me parecieron verdaderos héroes: Shackelton, Scott, Speke y Burton, Livingston, Stanley... la lista es larga. Siempre me ha gustado viajar...¿y a quien no?. Sin extenderme más, paso a presentar el primero de estos lugares, el archipiélago Juan Fernandez. 

ARCHIPIÉLAGO JUAN FERNANDEZ

Si no sabéis nada o, no habéis oído hablar nunca de este archipiélago no es culpa vuestra. No se habla mucho de el. Es pequeño, está perdido en medio del Pacífico y no hay nada importante en el. ¿Porqué demonios iba alguien querer ir allí?. 




El archipiélago Juan Fernandez pertenece a Chile. Se encuentra a una distancia de más de 600 kms del continente y solo se puede llegar allí en avioneta desde Santiago o bien en un barco de la Marina Chilena que abastece la isla. ¿Pero, que es lo que hace que estos trozos de tierra en medio de la nada sean especiales?. En tiempos de piratas, un marinero escocés, llamado Alexander Selkirk, fue abandonado en estas islas con una biblia, un cuchillo, un fusil y su ropa. Selkirk logró sobrevivir 4 años, siendo finalmente rescatado. Se dice que Daniel Dafoe se inspiró en la historia de Selkirk para escribir Robinson Crusoe, mi novela favorita. Nada me haría más ilusión que poder pasear por estas islas, imaginando como sería la vida de Selkirk, e incluso de Crusoe, cuando vio llegar a los caníbales en canoas... En realidad, no tiene mucho sentido ir a Juan Fernandez. No se puede entender porque alguien se gastaría un dineral en llegar allí solo porque leyó un libro. Hay cosas que no están hechas de lógica: los sueños, por ejemplo. 


se trata de islas de origen volcánico
En la actualidad, en Juan Fernandez hay poco que hacer, salvo que te guste bucear o comer langosta, en cuyo caso estarías de enhorabuena, pues podrías disfrutar de ambas cosas. Si no te gusta nada de esto, siempre puedes charlar con cualquier de las 700 personas que habitan estas islas. 


se dice que son magnificas por la temperatura fría de las aguas.

No quisiera acabar el post sin decir que espero equivocarme por completo en el nombre de la serie y poder, al menos en algún caso, llegar hasta uno de estos lugares soñados. 

Gracias por leerme. Espero haberte entretenido un poco y, con suerte, haber descubierto algo nuevo para ti. 

Carpe Diem.