viernes, 28 de septiembre de 2012

TRIBULACIÓN

Ya no queda casi nada. Ya casi estamos en octubre y ya casi está aquí la carrera. El 11 de octubre me bajo a Sevilla en coche con todo el material para competir y el 14 me vuelvo para Madrid, así que se puede decir que mis vacaciones de "verano" empiezan el 11 de octubre, pues el día 15, me marcho a Vietnam por dos semanas. 

Respecto a la carrera, la verdad es que ando bajo de moral. El domingo pasado tuve una caída relativamente importante con la bicicleta durante el entreno. De todas las formas que hay de caerse de una bicicleta, yo elegí la más tonta. Soltar el manillar para limpiarme las gafas en un día de mucho viento. 

Todo ocurrió muy rápido: sentí el bandazo, traté de volver a colocar las mano en el manillar pero ya era tarde, este se retorció y de pronto mi cara estaba en el asfalto. Silencio. Me levanté y patee la bicicleta hasta el arcén, pues había quedado en la calzada. Sentí mucha rabia por haberme caído de esa forma tan absurda. 

Un poco más calmado empecé a prestar atención a mis heridas (ninguna de ellas preocupante): cortes en rodilla y pantorrilla izquierda (suerte que llevaba las medias de compresión), corte en barbilla, golpe en costado y codo izquierdo y esguince en dedo pulgar de la mano derecha. Luego revisé los daños materiales: escalador izquierdo dañado, y cuernos de acople arañados, pero nada serio. La peor parte se llevaron mi gafas de sol, que quedaron rayadas. 

Después de tomarme un rato reflexionado y calmándome, me monté de nuevo en la bici y volví a casa. Fue un trayecto duro, enfadado conmigo mismo, pensando en que las heridas me iban a tener apartado de los entrenos durante los días claves antes de la carrera. Y así fue, no he podido volver a entrenar hasta ayer, y al hacerlo tuve muy malas sensaciones, no ya por lo que tiraba la herida  de la rodilla, sino porque sentía dolor en la misma. Para colmo, ha llegado una tormenta que me complica los entrenos hasta el domingo. En resumen, estoy bajo de moral. Y esto me preocupa, pues la seguridad es algo muy importante para afrontar el Trisur. Me consuelo pensando que son cosas que pasan y que no pude hacer nada por evitarlo (de verdad no pude?), y en que aun quedan dos semanas para afinar, pero la preocupación esta ahí. 

¿Quien me iba a decir a mi la hostia que me iba a dar poco después?

Antes de la caída los entrenos marchaban bien. Ando bien de fondo, aunque sigo sin tener chispa, cosa que por otra parte me preocupa poco, pues mi único objetivo es acabar la carrera. Una cosa estoy aprendiendo este año, puede que físicamente esté preparado, pero me siento muy agotado psicológicamente y la mente me juega malas pasadas. Se revela. Cada vez me cuesta más entrenar y cada vez estoy más pasota. Tanto sacrificio pasa factura y tengo unas ganas de fiesta que no me aguanto. Conflictos en mi mente que afectan a mi rendimiento, justo antes de la carrera. 

En momentos como estos, de tribulación, suelo pensar en mi objetivo. Me visualizo alcanzandolo y automáticamente se me planta una sonrisa en la cara. Se que me va a costar, pero se que lo voy a lograr, porque me he preparado bien y sobre todo porque mi determinación es absoluta. No concibo el fracaso.  

Respecto a mi viaje a Vietnam, estoy preparando un post para hablaos un poco de mi idea y de mis objetivos. 

Carpe diem. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario