domingo, 18 de noviembre de 2012

Inicio de la temporada 2012-2013

Ya se acabaron las vacaciones. Las mías en Vietnam y el mes de parada después del final de la pasada temporada de triatlon. Lo cierto es que este tiempo me he esforzado por mantenerme alejado del triatlón. En Vietnam no me resultó en absoluto difícil, pero una vez aquí en Madrid me costó no leer las webs y resto de publicaciones que normalmente sigo, no quise saber nada del triatlón. Esta semana he vuelto a entrenar y he regresado con ganas. Aunque he decidido tomarme el inicio con calma, al final he entrenado 5 días de los 7 de esta semana. 

De estos primeros días ya se pueden sacar algunas conclusiones:

Natación: Si acabé la temporada con un nivel de 8 sobre 10, he regresado con un nivel de 6. No hay problema, nadando es donde más rápido cojo la forma. Fui a nadar el miércoles, unos 1500 m, y me noté suelto, fino y en general las sensaciones fueron buenas. 

Bici: Si acabé la temporada con un nivel de 7 sobre 10, he comenzado con uno de 5. No está mal. Hoy sali a rodar en bici. La idea era hacer unos 40 o 50kms, pero al final salieron 60. La media bajita, pero a estas alturas no se puede pedir más. Lo más importante es que tenia muchas muchas ganas de montar en bici y sigo con ellas. 

Quiero aprovechar este post para enseñaros mi nuevo juguete. Dado que esta temporada voy a competir principalmente en media distancia, entendí que había llegado el momento de comprar una bici de contrarreloj. Después de mirar y mirar (ya empecé la temporada pasada), tanto en el mercado de segunda mano como en el nuevo, al final descarté el primero por falta de ofertas interesantes, pues lo que había era caro o no fiable, así que decidí comprar nuevo. Las candidatas finales fueron la BMC TM02, montada en 105 (el mismo montaje que mi Onix), o una Ordu de la temporada pasada, montada también en 105. Dado que Orbea ha renovado toda la gama de Ordu, me la ofrecieron a un precio irresistible y la compré. Era la ultima y era mi talla. La decisión fue rápida. Creo que he acertado con la bici que he comprado, por prestaciones (no creo que yo fuera capaz de notar la diferencia con una bici de gama superior), pero sobre todo por lo que pagué por ella. Asi pues, este año cuento con la ayuda de La Morena para las pruebas sin drafting. 

Mi morena, más bonica que las pesetas. 
Disculpad mi obscenidad, pero no pude evitar ni hacer ni publicar la foto. 
Carrera a pie: Acabé la temporada con un nivel de 5 sobre 10, y he regresado con un nivel de 3 como mucho, por lo que tengo mucho trabajo por delante. Consciente de mis limitaciones, he empezado pronto y esta semana ya han caído 3 entrenos con malas sensaciones todos ellos. He estado revisando los primeros entrenos de la temporada pasada y son incluso algo mejores... Tengo fe en que esto mejorará pronto. En principio, sentirse lento y patoso es normal a principio de la temporada, y en ese sentido estoy tranquilo. 

Respecto a las carreras en las que participaré esta temporada, de momento no hay nada seguro, salvo que participaré en el II TRISUR MEDIA DISTANCIA y, al menos, dos medias distancias más, además de los olímpicos de Sevilla y Madrid y un par de medias maratones. Dentro de poco se cerrarán los calendarios de las federaciones y será el momento de sentarse a planificar. 

Por otra parte, me estoy planteando correr esta temporada con un club, más que nada para entrenar acompañado, dado lo mucho que me costó tanto entreno solo la temporada pasada. Tengo un charla pendiente con mi amigo Edu para que me hable de los Ironness

Como veis, todo en el aire. La temporada acaba de comenzar y yo estoy lleno de energía e ilusión. Volveremos a partirnos la cara y volveremos a disfrutar del deporte y la adrenalina de la competición. 

Carpe Diem. 


lunes, 12 de noviembre de 2012

Mulhacen por Verera de la Estrella (intento)

Abrir la sección de montaña del blog con un intento fallido de ascensión al Mulhacén no me mola, pero no creo que se deba "editar" la verdad, así que voy a contar aquí nuestro intento de ascensión al Mulhacén por la cara norte, siguiendo la vereda secreta de la estrella.

Yo ya había subido al Mulhacen el año pasado, por estas mismas fechas, pero lo hice por la cara sur, iniciando la ascensión por Capileira y tomando la ruta de la Central de la Cebadilla. En aquella ocasión dormí en el refugio de Poqueira y, aunque tuve mal tiempo en la cumbre, en general disfruté muchísimo de la ascensión.


Cumbre del año pasado. 

Este año la idea era la misma. Tenia mucho mono de montaña y decidí repetir la ruta el pasado fin de semana, aprovechando lo que sería mi ultimo fin de semana "libre" antes de empezar a entrenar para la nueva temporada de triatlón. Aunque mi hermano Curro y un amigo se interesaron en un principio, luego se borraron y la idea era ir solo. Mi sorpresa fue grande cuando me enteré que mi cuñado y un amigo tenían el mismo plan que yo para ese mismo fin de semana, salvo que ellos querían hacerlo por la cara norte. Dado que yo ya había hecho la ascensión por la cara sur, la idea de hacerlo por la norte y acompañado me gustaba y quedamos el sábado a las 10:00 en Guejar Sierra (Granada) para iniciar la ruta. Yo salía desde Madrid, por lo que me levanté a las 4:45, y a la hora acordada estaba en Guejar (me dio incluso tiempo a desayunar por el camino). A las 12:00 mas o menos iniciamos la ruta que debía llevarnos a la cima del Mulhacen. 

La vereda de la estrella está considerada como la vía más bella y complicada de subir al Mulhacen por su longitud, de unos 19 kms de largo, como por el desnivel a superar, de  2400 m positivos (1000 en los últimos 4kms), lo que la convierte en una ruta para partir en dos etapas. Nuestra "expedición" cometió dos errores importantes: uno, mirar la meteo de la cara sur y pensar que en la cara norte sería la misma. Este es atribuible 100% a mi persona. El segundo: Creer que el refugio La Cucaracha se encontraba en la ruta. De este no soy el responsable. Seguro que ya os vais haciendo una idea del desenlace de esta historia. 

Comenzamos la ruta a buen paso, de buen humor y con muchas risas. La vereda transcurre junto al río Genil durante todo el recorrido. Los arboles cambiando los colores por el otoño hacían del paisaje una delicia. Impresiona el castaño de 21 m de altura conocido como "el abuelo". 

El suelo lleno de hojas marca la estación.

Juan Antonio y yo bajo "el abuelo". 
Seguimos avanzando por esta parte de la vereda que no resulta en absoluto complicada, lo que permite mantener un buen paso. El siguiente hito de la vereda son las ruinas de los campamentos mineros, abandonados ya todos, pero que no dejan de tener su encanto y su valor fotográfico (en esta ocasión opté por llevar solo la compacta, pues el peso es importante cuando vas a afrontar un desnivel tan serio). 

Ruinas de campamentos mineros. 
La vereda cruza en varias ocasiones con afluentes del Genil, creando puntos de especial belleza, con pasarelas de madera, cascadas y pasos sobre las aguas sobre piedras más o menos traicioneras (las botas de Gore Tex son resistentes al agua Juanmi, no sumergibles....). 


Algunas veces, la niebla deja ver los picos. 
Los pasos sobre el río son especialmente bonitos. 
Tras una breve pausa para el almuerzo, nos pusimos de nuevo en marcha, pues en el monte la oscuridad suele marcar el fin de la marcha. Según nuestras estimaciones, no debíamos andar lejos del refugio de La Cucaracha, pero no logramos ver ninguna indicación de su ubicación ni rastro de el junto a la vereda. No obstante, decidimos continuar pues estábamos convencidos de que estaba en la ruta (Félix tenia un GPS con el track hasta la cima, pero no disponía de la ubicación del refugio). Casi al final de la vereda, como a unos 15kms del punto de inicio, viendo que la noche se nos iba a echar encima, preguntamos a otros montañeros que encontramos donde estaba el refugio, y para nuestra sorpresa, el refugio NO estaba en la ruta y lo habíamos pasado hacia ya bastante, era tarde para ir a buscarlo. 

El montañero nos indicó que el único lugar donde podíamos pasar la noche era en la Cueva Secreta, que se encontraba como a unos 20 minutos de donde estábamos en ruta. Llegados al lugar donde nos indicaron que estaba la Cueva Secreta no la encontramos (quizás por eso la llaman secreta???), y solo vimos una formación natural de roca con forma de cueva que olía mal y llena de mierda. Después de un "gabinete de crisis", decidimos pasar la noche al raso (el tiempo del sábado fue excelente y la meteo no daba lluvia ni esa noche ni el domingo) en un vivac próximo. Como el tiempo no ameraba lluvia, la idea nos resultó hasta atractiva. 

Vista del lugar en el que decidimos vivaquear.
Félix y yo preparandonos la cena. 
Después de una cena copiosa, unos vinos (con lo que pesa la botella, estaba decidido a terminarla, solo para no cargar con ella de vuelta) y charlas sobre las aventuras en Nepal de Juan Antonio, nos fuimos a dormir con buen humor. Aunque había nubes en el cielo, a veces se podía contemplar el cielo lleno de estrellas, algo que añoro, y mucho, en Madrid. Lo ultimo que vi antes de dormir fue este maravilloso cielo estrellado. 

De pronto, cuando todos estábamos dormidos, nos sorprendió una repentina lluvia, que iba a más por momentos. De un brinco nos pusimos en marcha y nos dirigimos a la "cueva" que previamente habíamos descartado por sucia y maloliente (nada como estar en un aprieto para valorar lo que realmente es importante). Nos acomodamos como pudimos en aquella cueva y la lluvia cesó. Ya no nos movimos y volvimos a dormirnos (el pobre Felix no pudo, no dio con una postura cómoda), pero de pronto nos sorpendio una nueva lluvia, esta vez bastante fuerte, que se filtraba por nuestra cueva y nos ponía en un serio aprieto.... No conforme con esto, la meteo decidió mandarnos una nevada y después una ventisca que se colaba en la cueva y que hicieron que no durmiéramos mas en toda la noche. Medio empapados todos, muertos de frio y con el animo un poco bajo, decidimos que lo mejor era regresar al coche tan pronto como hubiera luz. No cabía otra posibilidad, la nevada hacia necesario el uso de crampones y piolet y no disponíamos de este material. La seguridad por delante. 


El amanecer nos regaló una preciosa vista de los picos, todos nevados, mientras que nosotros nos marchábamos en dirección contraria. Con mucha rabia, y bajo una copiosa nevada, deshicimos la vereda hasta llegar al coche. En la mente de todos, regresar cuanto antes para coronar. 

Felix mostrando su pesar con las montañas nevadas al fondo. 

Caras de resignación. Volveremos!
A pesar de tener que regresar sin cumplir el objetivo, se pueden sacar conclusiones: la organización lo es todo, y en esta ocasión no estuvimos a la altura, quizás el corazón y las ganas de hacerlo pudieron más que la cabeza. También queda claro que la ruta de la vereda de la estrella es una ruta preciosa, pero también muy dura, que aconseja partirla en dos jornadas. Pero la conclusión mas importante es que, incluso no logrando el objetivo, disfrutamos de un fin de semana inolvidable (esa noche al raso, cual bandoleros echados al monte, contribuye bastante). VOLVEREMOS!!!. 

Carpe Diem. 

viernes, 9 de noviembre de 2012

MI VIETNAM II

Llegué a Hanoi sobre las 19:00 horas. A la salida del aeropuerto me junte con dos americanas y un irlandés para compartir taxi hasta el barrio antiguo, lo que me vino genial, dado que el trayecto es largo y caro. No tenia claro qué quería hacer exactamente. En principio la idea era alojarme y visitar Hanoi, pero consultando la guía vi que existía la posibilidad de hacerme con un billete de tren a Sapa (en realidad el tren te deja en Lao Cai, a una hora en bus de Sapa) en un tren nocturno, ahorrando tiempo. No lo dudé. Una vez en el barrio antiguo busqué una agencia de viajes (en Vietnam las agencias de viajes están por todas partes y prestan todo tipo de servicios) y logré un billete en un tren a Sapa que salía a las 21:10. Tenia Exactamente el tiempo de cenar y llegar a la estación de trenes. Me pegaron una buena clavada en el precio, cosa de la que era consciente, pero volvemos a lo mismo, cuando no dispones de tiempo, palmas pasta.

El compartimento tenia 4 literas, y la cama no era incomoda, pero mi vecino de abajo dio un recital de ronquidos que me impidieron dormir y llegué a Lao Cai con toda la caraja y oliendo regular (de esto no tuvo culpa mi vecino). Allí me monté en una de las miles de furgos que te llevan a Sapa, subiendo por una carretera de montaña llena de curvas, que te va desvelando, poco a poco, lo que vas a ver cuando llegas.

LA BELLEZA DE SAPA

Sapa te impacta desde que llegas por muchos motivos, pero principalmente por las mujeres de las tribus hmongs que deambulan por el pueblo tratando de vender sus artesanías a los turistas (algunas más pesadas que otras), por la bruma de montaña, pero sobre todo por sus terrazas y bancales para el cultivo del arroz. Mi experiencia en Vietnam hasta ese momento se restringía a ciudades, más o menos bonitas, pero no había visto la montaña, por lo que quedé gratamente sorprendido.

Al llegar pasé casi una hora buscando un hotel donde alojarme y, finalmente, me decidí por uno que sin ser bonito, ni barato ni acogedor, tenía unas vistas alucinantes de la montaña. Después de una muy necesaria ducha, y muy cansado aun por el viaje (llevaba viajando desde la tarde anterior: taxi a Danang, avión a Hanoi, taxi desde el aeropuerto el centro, taxi del centro a la estación de trenes, tren a Lao Cai, y finalmente furgoneta hasta Sapa), salí a buscar algún trekking decente que regresara a Sapa el mismo día (los hay de dos y tres días, alojándote en casa de Hmongs, pero no disponía de tiempo).

Toda esa terraza era de mi habitación. Las vistas, inmejorables. 
Creo que no pude tener más suerte: hice uno que me llevó a tres aldeas cercanas a Sapa en el que fuimos guiados por una chica Hmong que hablaba un inglés excelente además de ser muy simpática (decía llamarse Cha Cha, pero a ella le gustaba decir que era Cha cha cha...).

Vistas inigualables en el trekking.
Sin palabras. 
La gente Hmong vive de forma bastante tradicional y fue interesante oír las cuestiones relacionadas con las dotes del matrimonio y como muchas chicas no pueden abandonar a sus maridos cuando ellos se comportan mal debido a que deben devolver la dote, por lo que se ven obligadas a aguantarlo para siempre.

Hmongs que nos acompañaron durante el camino. 
La verdad es que mereció, y mucho, la pena ir hasta Sapa, fue una experiencia genial. Una de las cosas que te pasan cuando viajas solo, al contrario de lo que la gente cree, es que conoces mucha gente. Nunca estas solo. Gente local, otros occidentales, de todo tipo, y no es difícil que conozcas a gente que en muy poco tiempo, se muestre con total naturalidad. Sin sarcasmos, sin hipocresía, sin pretender nada.  Estas personas te regalan trocitos de sus vidas, impresiones y sentimientos que te ayudan entender que en fondo, todos somos iguales. Momentos mágicos e inigualables en los que compartes y logras conectar de verdad con la gente.

Céline fue una de estas personas. 
El mercado de Sapa es también algo que tienes que ver. Pequeño, y como sacado de una peli de Indiana Jones, me lo pateé varias veces en el poco tiempo que estuve. Por supuesto, uno de los días almorcé allí, en un puesto que estaba vacío. Al rato de sentarme, el puesto se llenó de occidentales. Somos así de tontos.

Me hicieron un arroz frito sobre la marcha que añoraré de por vida. 
Abandoné Sapa con la idea de ir a Hanoi y allí buscar algún tour que me llevara a Halong, pero en Lao Cai, esperando el tren para Hanoi, conocí a una pareja madrileña y otra catalana. Los madrileños iban a Hoi An y los catalanes a Halong, con la idea de llegar a Hanoi y justo ir a la estación de bus para ir Halong. Después de una cena en la que compartimos experiencias sobre lo visto en Vietnam (Susana y Iván nos contaron maravillas de todos los lugares en los que habían estado), decidí irme con ellos a Halong, compartiendo parte del viaje.

Cena en Lao Cai. Susana me convenció para ir a Nepal el próximo año. Que peligro...

LA BAHÍA DEL DRAGÓN

Llegamos a Hanoi, y junto con Susana e Ivan, pillamos un taxi que nos llevó a la estación de bus. Allí pillamos uno que iba a Halong, aunque nosotros queríamos ir a Cat Ba, la isla principal de la bahía. Les preguntamos si nos llevaban a Cat Ba y nos dijeron que si, así que nos montamos en el bus. Cerca de Halong, nos dimos cuenta que nos había timado (aquello no fue un malentendido), y nos abrieron la puerta del bus en medio de ninguna parte, justo en el lugar donde había 5 tíos esperando con motos para llevarnos a otro sitio. Esto fue, quizás, lo peor del viaje, aunque los vietnamitas en general son buena gente. Tampoco creo que sean tan amables como la gente cree. Son gente normal, con sus vidas, y a veces reaccionan mal. Como todos.

Al final llegamos al puerto y, aunque la idea era ir con los catalanes a Cat Ba, tuve la oportunidad de hacer un crucero de dos días y una noche (así lo vendían, aunque en realidad eran menos de 24 horas) que salía en ese momento. Habia oído de todo acerca de estos cruceros, caros, abarrotados de gente, barcos con ratas, y estaba preocupado por este tema, motivo por el cual decidí probar suerte con los catalanes y alquilar un barquito para los 3 o con algún guiri más. No obstante, allí en el puerto conocimos a otra pareja de catalanes que habían hecho este crucero la noche antes y me lo recomendaron. No lo dudé y cuando me quise dar cuenta, estaba montado en el barquito. Otro acierto.

Mi camarote (siempre quise tener uno...). 
El barco era grande, tenia como 8 camarotes, pero solo estaban ocupados 3. Uno por un americano, Mike. Otro por dos chicas filipinas y otro por mi. Todo el barco para nosotros solos. Una vez a bordo (me encanta la terminología de los barcos), zapamos (jaaaa) y pusimos rumbo (no lo puedo evitar, lo siento) al norte. Halong Bay quiere decir bahía del dragón. Se dice que un dragón la formó, y la verdad es que sus montañas recuerdan un poco esta idea. Es patrimonio de la UNESCO y es realmente bonita, aunque llena de barcos de turistas. Fue una suerte dar con este crucero, pues había barcos masificados de gente con fiestas de karaoke....

La cubierta. 
Pueblos flotantes de pescadores. Tienen escuela. 
Vistas desde lo alto de una de las islas. 



Durante el trayecto visitamos el interior de una de estas islas, completamente hueco, que formaba una enorme gruta. 

Este era todo el pasaje. 

DE MARCHA POR HANOI

Del barco me fui a Hanoi en bus y llegué de noche, así que salí a cenar y a tomar unas cervezas. Hanoi me gustó bastante más que Saigón. Hanoi tiene más encanto, o eso me pareció a mi. El barrio antiguo es una pasada y está lleno de vida. Iba a decir que probé la Bia Hoi, pero mejor debería decir que me harte de beberla. Es una cerveza fresca que hacen en los bares, diariamente, que está buenísima y que vale menos de 30 céntimos de euro el vaso....si, ya lo sé. Quieres estar allí ahora mismo....

El barrio antiguo de Hanoi, con sus arboles, sus casas y sus motos...

En Hanoi conoci a mucha gente, holandeses, alemanes, australianos, incluso españoles...los más golfos de Hanoi, supongo. 




En el vuelo de vuelta a Saigón ya regresando a casa, coincidí con una chica vietnamita con la que entable una interesante conversación acerca de costumbres, cultura y relaciones personales.

Thuy también me regaló una buena conversación. 
Bueno, este fue mi Vietnam, un país que aconsejo por su belleza natural, por su gastronomía, y por sus gentes. No conozco forma mejor de gastar el dinero que viajar. Aprendes y aprendes, y cuanto más aprendes, más cuenta te das de que todos somos iguales, todos tenemos miedos, inseguridades y sobre todo, todos queremos ser felices. Con la sonrisa de Thuy (y la mía porque no me puedo borrar de la foto) os dejo. Vietnam sonríe y vence. 

Carpe Diem. 

domingo, 4 de noviembre de 2012

MI VIETNAM I


Va a ser complicado este post. No se ni por donde empezar ni por donde acabar. Ha sido un gran viaje. La consigna desde el principio fue que todo fluyera por si mismo, motivo por el cual prácticamente no preparé nada, no leí, no organicé, tan solo me compré un vuelo (recomiendo encarecidamente volar con Emirates siempre que se pueda) y una guía, la del Lonely Planet, guía que por cierto no abrí hasta bien entrado el viaje. Dado que mi vuelo llegaba y volvía desde Ho Chi Minh, en el sur del país, la idea era ir subiendo por la costa hasta llegar a Hanoi, ir a Halong y Sapa, si había tiempo, y regresar a Ho Chi Minh (yo, al igual que la mayoría de los turistas, prefiero llamarla Saigón) con un vuelo interno. Así, con equipaje de mano y un par de cámaras de fotos (una réflex y una compacta), me monté en el 777 de Emirates que me llevaría a Vietnam, vía Dubai.

SORTEANDO MOTOS EN SAIGÓN

Después de dos largos vuelos, llegué a Saigón el día 16 por la tarde, y después de esquivar la típica estafa del taxista "oficial", me planté en el distrito 1, y me alojé. Salí a dar una vuelta, pero el cansancio del viaje me hizo retirarme pronto. El miércoles por la mañana me levanté tempranito y salí a explorar la ciudad. Lo primero que me llamó la atención fue el tráfico absolutamente caótico a mis ojos occidentales, pero al parecer natural en toda esta parte de Asia. No ví ni un solo accidente en toda mi estancia en el país.

Para cruzar la calle hay que echarle valor, literalmente. No esperes al semáforo o puedes perder mucho tiempo...
Visité el Museo de la Guerra, en el que tuve oportunidad de comprobar los horrores de la misma y conocer la versión vietnamita de lo ocurrido. En mi opinión, hay salas que son demasiado explícitas y salí de allí triste por lo ocurrido. Los americanos se emplearon a fondo con armas experimentales. Me gustó mucho una escultura realizada por un artista local a base a fragmentos de metralla, símbolo quizás de como el país ha sabido reponerse de esta horrible guerra.

La escultura hecha con metralla. 
No puedo dejar pasar el hecho de que en Saigón fue donde tuvo lugar mi primer contacto con la comida vietnamita, una autentica delicia, además de variadísima. Lo que más se come es el Pho, una sopa con fideos a la que normalmente se le añade carne. Como yo no la como, tuve que andar buscando alternativas, pero nunca quedé decepcionado. Es una de las mejores cosas de Vietnam y es una pena que muchos occidentales se marchen sin haber comido en uno estos lugares por miedo a falta de higiene. Yo estuve dos semanas y solo puedo decir que echo mucho de menos aquella comida. Como ciudad, Saigón no me pareció una maravilla, dicho sea, aunque bien merece, al menos, un día para patearlo y perderse. 

Contraste entre el nuevo Saigón y el tradicional. 
Después de un día entero paseando, y comiendo en la calle abandoné Saigón rumbo a Mui Ne, una pequeña localidad costera situada a unas 4 horas de Saigón en bus.  

PLAYA Y PESCADO EN MUI NE

Mui Ne es bonito, pequeño y lleno de rusos, al menos en los días en los que yo anduve por allí. Me alojé en el Hotel Mui Ne Hills, un pequeño carpichito después de tanta moto en Saigon. Allí me atendieron genial y alquilé un scooter con el que me lancé a descubrir sus alrededores, en los que había un pequeño pueblo pesquero, el nacimiento de un pequeño riachuelo conocido como Fairy Stream o algo así y una lengua de arena con unas dunas impresionantes. Me divertí mucho con la moto descubriendo aquellos lugares. 

Una pareja de gaditanos que me encontré en la cascada. Que arte. 

La mejor forma sin duda de conocer el país.

Una de las mejores cosas que encontré fue un chiringuito junto a la playa en el que almorcé, y  por supuesto regresé a cenar, en el que probé unos chipirones a la plancha que no picaban...era lo siguiente, pero aun así estaban deliciosos. Todo baratísimo. Si comes en la calle, la comida no cuesta nada. 

No paré de beber cerveza en todo el viaje. Terminado el triatlón, empieza la temporada de cerveza.
Me costó llegar a las dunas, que estaban a unos 40 kms de distancia del hotel, pero al final di con ellas. En medio de las dunas hay un lago, un lago en medio de un "desierto", lleno de nenúfares, un lugar un tanto onírico que me cautivó por el silencio. 

Gran puesta de sol. 
Después de dos días en Mui Ne (con uno, es suficiente), me dirigí a Hoi An en sleeping bus, que como su nombre indica, es un bus en el que se puede dormir. Tras un larguísimo viaje de casi 18 horas, llegúe a mi destino. 

LA ENCANTADORA HOI AN

Hoi An es una cuidad costera pequeñita, en el centro de Vietnam, por la que pasaron comerciantes chinos y japonenes que dejaron algunas construcciones muy chulas que hoy día se conservan muy bien.  La cuidad antigua, la parte interesante, no tiene prácticamente trafico de coches y se puede puede pasear bastante bien. Es el paraíso para los amantes de las compras y las fotos, esta llena de sastrerías 24 horas y de tiendas de regalos...cuidado, que seguro que se os antoja algo.

Lleva muchos GBs para fotografiar. Te harán falta.
No te preocupes demasiado por el alojamiento en Vietnam, tienes mucho y barato. En general, puedes dormir por unos $15/noche con aire acondicionado, TV, baño y wifi, ¿que más quieres?. Después de alojarme, me pille una moto por la que pague $4 el día y comencé a explorar los alrededores, pero en este caso, lo mejor estaba en la cuidad antigua.

No te pierdas el atardecer de Hoi An. 
Si te gustan los mercados tanto como a mi, te encantará este, lleno de vida y de gente moviendose de un lado para otro.

Los mercados de Vietnam te encantarán. 
Para acceder a las casas antiguas tienes que comprar una entrada a la ciudad antigua, que te da derecho a visitar 5 de estas casas, y es valida por 3 días. También hay casas que puedes visitar gratis, aunque las mejores precisan de la entrada. Nunca antes de llegar a Vietnam había entrado en una pagoda, y la verdad es que me gustó la sensación. En Saigón vi una, pero las mejores que vi en mi viaje estaban aquí, en Hoi An. 

No me preguntes como se llama este lugar, soy el peor para los nombres. 

Una de las cosas que más hice durante mi viaje es sentarme en una terraza a ver la gente pasar, a observar el día a día. No me considero un viajero de esos que corren todo el día para ver todo lo que la guía dice que hay que ver. Por eso mismo hay cosas que la mayoría de la gente ve, y que yo me pierdo, aunque algunas veces, me encuentro pequeñas joyas como este bar sobre el rio en el que disfrute de comida local y unas vistas maravillosas.


Viajando solo te tiras unas fotos rarísimas.
Después de dos días danzando por Hoi An me marché a Hanoi, esta vez comprando un billete de avión desde Danang, una gran decisión. Cuando viajas con poco tiempo, y 2 semanas para conocer Vietnam lo son, pasar un día en un bus es un lujo que no te puedes permitir, sobre todo cuando el vuelo te cuesta $50. La idea era visitar Halong Bay y Hanoi, pero después de encontrarme con varias personas que me dijeron lo muchísimo que les había gustado Sapa decidí hacer un esfuerzo y tratar de visitar las tres cosas.

El resto del viaje lo contaré en el próximo post. Podéis echar un vistazo a una selección de fotos aquí. Espero no haberte aburrido mucho. Si quieres dejar algún comentario o tienes alguna pregunta, quizás pueda ayudarte.

Carpe Diem.

PD: Grabé un videoblog, pero Blogger no me deja cargarlo porque los vídeos pesan bastante. Si consigo reducirlos, los colgaré más tarde.

jueves, 1 de noviembre de 2012

FINISHER

Después de haber estado dando la brasa durante meses con la carrerrita, voy, compito, logro mi objetivo y no me digno a contarlo para todos esos que se me apoyáis y me leéis de vez en cuando. No tengo vergüenza. Más de dos semanas después, aquí va la crónica de mi Trisur. 

La gran aventura de la temporada comenzó el jueves 11, cuando salí de Madrid en coche dirección a Sevilla con todo mi equipo. Iba contento y tranquilo, con muchas ganas de competir y, fuese cual fuese el resultado, acabar de una vez mi segunda temporada de triatlón, que se me había hecho muy muy larga. No hubo nada de particular en la preparación del material, lo cogí todo (incluido neopreno), pues no quería olvidarme nada. 

Con el coche hasta las trancas, partí hacia Sevilla. Por el camino, me detuve en una gasolinera a comer algo y me compré una ensalada de esas envasadas. Una vez en el coche, después de la parada para almorzar, comencé a sentir que el estomago no iba muy fino, pero no le di mayor importancia. Ya en Sevilla, cené un poquito y empezaron los problemas serios de estomago. Sentí que algo no iba bien, como pude comprobar durante toda la noche: una noche horrible de la cama al baño, del baño a la cama y al baño otra vez. No dormí nada. Sentía muchísima rabia porque veía que no iba a poder competir si las cosas continuaban de aquella forma. 

La mañana del viernes me duché y salí a dar un paseo para probar mi cuerpo. Tomé una infusión y me sentó bien, lo que me dio algo de animo. Después de un almuerzo a base arroz blanco, me eche una siesta y me dirigí a boxes para recoger mi dorsal y dejar mi bicicleta. En el trayecto hasta lo boxes fui probando la bici para ver si precisaba de algún ajuste de última hora y para mi sorpresa detecto un problema en el desviador delantero, que no me permite cambiar del plato grande al plato pequeño. Llego a boxes y después de recoger el dorsal llevo la bici a la gente de Ciclos Quinto para que le echasen un vistazo. El diagnostico me puso los pelos de punta: el desviador había gripado!!!. No daba crédito. El chaval de Ciclos Quinto estuvo casi media hora con mi bici, engrasándola hasta decir basta y tratando por todos los medios de mejorar la situación, ya que la única solución era la sustitución del desviador, pero ellos no disponían de ninguno allí, era festivo y el tiempo para el cierre de boxes se acercaba, de hecho, uno de los jueces de entrada de material se acercó a decirme que tenia que meter la bici ya, que iban a cerrar. Desde aquí le doy las gracias a la gente de Ciclos Quinto por su ayuda. Con un desviador que no bajaba a plato pequeño, entré mi bici en boxes (fui el ultimo, creo), y me fui a casa caminando. 

Imaginaos la situación. Un estomago cogido con alfileres y una bici que no cambiaba a plato pequeño para afrontar un medio ironman con dos señores puertos en la bicicleta. A pesar de estas circunstancias, dormí fenomenal. ¿Que mas podía fallar?, absolutamente nada. Con la tranquilidad de aquel que no tiene nada que perder, dormí toda la noche del tirón hasta que sonó el despertador: el día de D había llegado. 

Llegue con tiempo para preparar mi material de la carrera a pie y ponerme el neopreno tranquilamente, calentar y pillar un buen sitio en la salida. El agua estaba estupenda y el Guadalquivir presentaba un hermoso aspecto al amanecer. Calentando me encontré fenomenal y sentía que los problemas de estomago habían quedado atrás. Físicamente estaba al 100%, y aunque la bici me preocupaba, decidí olvidarme de ella y centrarme en hacer una buena natación. Problema a problema: una filosofía que aplico no solo al triatlón, sino a mi vida al completo. 

Buen feeling en la salida. 

Se dio la salida y, dado que se trataba de nadar 1.900 metros, decidí apretar un poquito al principio para ver si podía colocarme en algún lugar donde me dejaran nadar tranquilo, y lo conseguí. A mitad del circuito de natación, pasando bajo el puente de la Barqueta, me tomé un momento para mirar hacia arriba, jamás pensé que pasaría bajo este puente nadando. El sol, apareciendo, la temperatura del agua, mis buenas sensaciones y el hecho de no dejar de pasar a gente me hicieron pensar que la carrera iba a ir muy bien. Casi sin darme cuenta me vi enfilando la salida. Al salir del agua mira hacia el río y vi que había mucha gente nadando. Había salido muy bien del agua, concretamente en el puesto 55, con un tiempo de 30:26. Carajo, que buena marca!. Me quité el neopreno, me puse las gafas y me salí corriendo hacia mi bici. Alli estaba, esperándome. El día anterior, coloque la cadena en el plato pequeño, por lo menos para rodar cómodo el primer kilómetro después de la natación, que las piernas aun no han entrado en calor. 

Tenia por delante 95 kms con dos puertos con rampas del 10% con una bicicleta que no cambiaba a plato pequeño, ósea, que tenia que usar plato grande durante todo el recorrido. ¿Serviría de algo el engrasado desesperado del día anterior?, pronto se vería, de momento, salí con el plato pequeño pero una vez subido el puente y en la SE30 dirección Merida, cambie a plato grande. Los kilómetros iban cayendo y yo me encontraba muy bien. Iba pasando gente gente, aunque también hubo otros que me pasaron a mi, casi todos ellos con cabra, mientas que lo que yo pasaba iba mayoritariamente en bicicleta de carretera normal. Esta claro que una cabra marca una diferencia en un Half y para la próxima temporada quiero hacerme con una. Así, pasando a mas gente de que me pasaba, llegaron los primeros repechos, por la zona de Las Pajanosas, y llegó la hora de poner plato pequeño. Apreté la maneta y...el cambio funcionó!. Fui subiendo el repecho, animado, pero lo que venia después era lo peor para mi, una zona de toboganes. ¿Como se supone que tengo que hacer esto?, y decidí hacerlo todo a plato grande, como un campeón. No quería pensar en la carrera a pie, "problema a problema, me dije", y fui haciendo kilómetros a buen ritmo hasta que llegó el primer puerto de la carrera con la subida al Ronquillo. Apreté la maneta y el desviador no funcionó. Seguí apretándola un rato y nada. Pensé en bajarme de la bici y cambiar con la mano, pero decidí sacar el pie derecho de la cala y sin bajarme de la bici, dar una patadita al desviador hacia adentro para que la cadena bajase a plato pequeño: funcionó!. Ja. Me hice la cuesta y alcancé el giro de 180º del Ronquillo, había mucha gente animando. En el avituallamiento pille sales, y encaré la segunda mitad del cuicuito, con la cuesta de la media fanega esperándome. Después de un descenso de varios kilómetros, llegó la hora de encarar el segundo puerto y repetí la operación de patear el desviador con el pie derecho para poder plato pequeño y con buen ritmo, fui subiendo el puerto, que sin ser muy duro, se hace bastante largo. Una vez arriba pensé que lo peor había pasado y que ya solo quedaba un largo llano, con ligera pendiente descendente hasta Sevilla. Volví a pillar un bote en el avituallamiento de Las Pajanosas y sin darme cuenta llegué a Camas, muy cerca ya del CAR donde se encontraban los boxes. Miraba el Garmin y veía que los tiempo que tenia en mente se iban cumpliendo. Problema a problema Juanmi, problema a problema. La zona de Camas fue quizás la peor del recorrido, sobre todo la pasarela sobre el Guadalquivir donde el asfalto es pésimo.  
En la entrada a boxes estaba el arbitro que el día anterior estuvo en la puerta y que conocía mi problema con el desviador. Me reconoció y me dijo: Al final llegaste, sabia que lo conseguirías, animo!. Esto me volvió a subir la moral. Mi tiempo para los 94 kilómetros de bici fue de 3:13:00, obteniendo el puesto parcial 158. Tampoco estaba mal. Tomé 3 geles en la bici, uno al montarme, otro justo antes del giro de 180º y otro poco antes de empezar a correr, y creo que el resultado fue bueno, pues no sentí pájara de ningún tipo en ningún momento. 

Dejé la bici y el casco, me tome mi tiempo para ponerme las zapatillas (esta vez sin cordones elásticos, sino con los normales) y eché a correr. 21,1 kilómetros por delante. Aquí empezaba mi verdadero Trisur. Salí despistado, con miedo, y hubo un par de cruces donde me salí del circuito, y algún voluntario tuvo que salir a buscarme...haciendome regresar al circuito. Yo creo que más que despiste fue todo lo contrario, exceso de concentración, aunque suene a coña. En la zona del estadio olímpico decidí parar a orinar (es complicado con un mono de triatlón) y perdí algún minuto, pero pensé que era mejor hacerlo ahí, donde podía orinar tranquilo y al principio de la media maratón. Llevaba ritmo de 5:20 min/km, y me sentía bien. En el primer avituallamiento tomé un gel, echando a andar para beber el agua. La carrera avanzaba y el calor iba apretando cada vez más. Hasta la zona del puente de la Barqueta, mi ritmo y mis sensaciones eran buenas, pero a partir de ahí, empecé a sufrir....Me quedaban mas de 12 kms y ya estaba cansado.. Bajé un poco el ritmo y llegue al tercer avituallamiento, en el que ya no había agua. La organización ha pedido perdón por esta cuestión, aunque en mi opinión es un tema muy serio y creo que debía haberse previsto esta situación. No puede faltar agua en los avituallamientos, en ninguna carrera, pero en un Half, en Sevilla, y a 30º menos aun. Un punto negativo para la organización. La segunda mitad de la carrera fue una agonía interminable, y en los avituallamientos que encontraba ya no quedaba agua. El calor y el cansancio se apoderaban de mi. Constantemente miraba el Garmin y echaba cuentas para ver si era posible entrar en meta por debajo de las 6 horas. Los últimos 3 kms los hice casi todos andando, el cuerpo no me daba para más. El ultimo km, recuperé fuerzas y volví a echar a correr, entrando en meta con un tiempo final de 5:51:30, logrando el puesto 165/270 de la general y el 45 de mi categoría. Aquí puedes ver las clasificaciones generales

Al cruzar la meta me colocaron una medalla. Sonreí. Lo habia logrado. Estaba hecho. Me lo propuse, lo trabajé y lo logré. Pero el cansancio era tan grande que la sonrisa duró muy poco. Para mi, la felicidad, fue el tiempo que transcurrió desde que empecé a ver la meta hasta que la crucé. Una vez cruzada, empecé a pensar en el siguiente reto, el sueño del Ironman, que espero afrontar en 2014. 

No regelan las medallitas.
Como resumen, el Trisur me parece una carrera bien organizada, especialmente la natación y la bicicleta, donde el circuito estaba bien controlado por la Guardia Civil y lleno de voluntarios, si bien los problemas en los avituallamientos de la carrera a pie deslucieron un poco el resultado final. Aun así, he decidido participar en la próxima edición, que para el año 2013 pasa al mes de abril. 

Quiero dar las gracias a mi familia por su apoyo constante, acudiendo a todas las carreras que pueden, y a mis amigos y compañeros, que soportan mis neuras y mi obsesión con este deporte tan bonito como es el triatlón. Termina de esta forma mi segunda temporada, en la que mi objetivo era competir en distancia olímpica y acabé competiendo, con un mas que digno resultado, en media distancia. Querer es poder, amigos.

Carpe Diem.