domingo, 4 de noviembre de 2012

MI VIETNAM I


Va a ser complicado este post. No se ni por donde empezar ni por donde acabar. Ha sido un gran viaje. La consigna desde el principio fue que todo fluyera por si mismo, motivo por el cual prácticamente no preparé nada, no leí, no organicé, tan solo me compré un vuelo (recomiendo encarecidamente volar con Emirates siempre que se pueda) y una guía, la del Lonely Planet, guía que por cierto no abrí hasta bien entrado el viaje. Dado que mi vuelo llegaba y volvía desde Ho Chi Minh, en el sur del país, la idea era ir subiendo por la costa hasta llegar a Hanoi, ir a Halong y Sapa, si había tiempo, y regresar a Ho Chi Minh (yo, al igual que la mayoría de los turistas, prefiero llamarla Saigón) con un vuelo interno. Así, con equipaje de mano y un par de cámaras de fotos (una réflex y una compacta), me monté en el 777 de Emirates que me llevaría a Vietnam, vía Dubai.

SORTEANDO MOTOS EN SAIGÓN

Después de dos largos vuelos, llegué a Saigón el día 16 por la tarde, y después de esquivar la típica estafa del taxista "oficial", me planté en el distrito 1, y me alojé. Salí a dar una vuelta, pero el cansancio del viaje me hizo retirarme pronto. El miércoles por la mañana me levanté tempranito y salí a explorar la ciudad. Lo primero que me llamó la atención fue el tráfico absolutamente caótico a mis ojos occidentales, pero al parecer natural en toda esta parte de Asia. No ví ni un solo accidente en toda mi estancia en el país.

Para cruzar la calle hay que echarle valor, literalmente. No esperes al semáforo o puedes perder mucho tiempo...
Visité el Museo de la Guerra, en el que tuve oportunidad de comprobar los horrores de la misma y conocer la versión vietnamita de lo ocurrido. En mi opinión, hay salas que son demasiado explícitas y salí de allí triste por lo ocurrido. Los americanos se emplearon a fondo con armas experimentales. Me gustó mucho una escultura realizada por un artista local a base a fragmentos de metralla, símbolo quizás de como el país ha sabido reponerse de esta horrible guerra.

La escultura hecha con metralla. 
No puedo dejar pasar el hecho de que en Saigón fue donde tuvo lugar mi primer contacto con la comida vietnamita, una autentica delicia, además de variadísima. Lo que más se come es el Pho, una sopa con fideos a la que normalmente se le añade carne. Como yo no la como, tuve que andar buscando alternativas, pero nunca quedé decepcionado. Es una de las mejores cosas de Vietnam y es una pena que muchos occidentales se marchen sin haber comido en uno estos lugares por miedo a falta de higiene. Yo estuve dos semanas y solo puedo decir que echo mucho de menos aquella comida. Como ciudad, Saigón no me pareció una maravilla, dicho sea, aunque bien merece, al menos, un día para patearlo y perderse. 

Contraste entre el nuevo Saigón y el tradicional. 
Después de un día entero paseando, y comiendo en la calle abandoné Saigón rumbo a Mui Ne, una pequeña localidad costera situada a unas 4 horas de Saigón en bus.  

PLAYA Y PESCADO EN MUI NE

Mui Ne es bonito, pequeño y lleno de rusos, al menos en los días en los que yo anduve por allí. Me alojé en el Hotel Mui Ne Hills, un pequeño carpichito después de tanta moto en Saigon. Allí me atendieron genial y alquilé un scooter con el que me lancé a descubrir sus alrededores, en los que había un pequeño pueblo pesquero, el nacimiento de un pequeño riachuelo conocido como Fairy Stream o algo así y una lengua de arena con unas dunas impresionantes. Me divertí mucho con la moto descubriendo aquellos lugares. 

Una pareja de gaditanos que me encontré en la cascada. Que arte. 

La mejor forma sin duda de conocer el país.

Una de las mejores cosas que encontré fue un chiringuito junto a la playa en el que almorcé, y  por supuesto regresé a cenar, en el que probé unos chipirones a la plancha que no picaban...era lo siguiente, pero aun así estaban deliciosos. Todo baratísimo. Si comes en la calle, la comida no cuesta nada. 

No paré de beber cerveza en todo el viaje. Terminado el triatlón, empieza la temporada de cerveza.
Me costó llegar a las dunas, que estaban a unos 40 kms de distancia del hotel, pero al final di con ellas. En medio de las dunas hay un lago, un lago en medio de un "desierto", lleno de nenúfares, un lugar un tanto onírico que me cautivó por el silencio. 

Gran puesta de sol. 
Después de dos días en Mui Ne (con uno, es suficiente), me dirigí a Hoi An en sleeping bus, que como su nombre indica, es un bus en el que se puede dormir. Tras un larguísimo viaje de casi 18 horas, llegúe a mi destino. 

LA ENCANTADORA HOI AN

Hoi An es una cuidad costera pequeñita, en el centro de Vietnam, por la que pasaron comerciantes chinos y japonenes que dejaron algunas construcciones muy chulas que hoy día se conservan muy bien.  La cuidad antigua, la parte interesante, no tiene prácticamente trafico de coches y se puede puede pasear bastante bien. Es el paraíso para los amantes de las compras y las fotos, esta llena de sastrerías 24 horas y de tiendas de regalos...cuidado, que seguro que se os antoja algo.

Lleva muchos GBs para fotografiar. Te harán falta.
No te preocupes demasiado por el alojamiento en Vietnam, tienes mucho y barato. En general, puedes dormir por unos $15/noche con aire acondicionado, TV, baño y wifi, ¿que más quieres?. Después de alojarme, me pille una moto por la que pague $4 el día y comencé a explorar los alrededores, pero en este caso, lo mejor estaba en la cuidad antigua.

No te pierdas el atardecer de Hoi An. 
Si te gustan los mercados tanto como a mi, te encantará este, lleno de vida y de gente moviendose de un lado para otro.

Los mercados de Vietnam te encantarán. 
Para acceder a las casas antiguas tienes que comprar una entrada a la ciudad antigua, que te da derecho a visitar 5 de estas casas, y es valida por 3 días. También hay casas que puedes visitar gratis, aunque las mejores precisan de la entrada. Nunca antes de llegar a Vietnam había entrado en una pagoda, y la verdad es que me gustó la sensación. En Saigón vi una, pero las mejores que vi en mi viaje estaban aquí, en Hoi An. 

No me preguntes como se llama este lugar, soy el peor para los nombres. 

Una de las cosas que más hice durante mi viaje es sentarme en una terraza a ver la gente pasar, a observar el día a día. No me considero un viajero de esos que corren todo el día para ver todo lo que la guía dice que hay que ver. Por eso mismo hay cosas que la mayoría de la gente ve, y que yo me pierdo, aunque algunas veces, me encuentro pequeñas joyas como este bar sobre el rio en el que disfrute de comida local y unas vistas maravillosas.


Viajando solo te tiras unas fotos rarísimas.
Después de dos días danzando por Hoi An me marché a Hanoi, esta vez comprando un billete de avión desde Danang, una gran decisión. Cuando viajas con poco tiempo, y 2 semanas para conocer Vietnam lo son, pasar un día en un bus es un lujo que no te puedes permitir, sobre todo cuando el vuelo te cuesta $50. La idea era visitar Halong Bay y Hanoi, pero después de encontrarme con varias personas que me dijeron lo muchísimo que les había gustado Sapa decidí hacer un esfuerzo y tratar de visitar las tres cosas.

El resto del viaje lo contaré en el próximo post. Podéis echar un vistazo a una selección de fotos aquí. Espero no haberte aburrido mucho. Si quieres dejar algún comentario o tienes alguna pregunta, quizás pueda ayudarte.

Carpe Diem.

PD: Grabé un videoblog, pero Blogger no me deja cargarlo porque los vídeos pesan bastante. Si consigo reducirlos, los colgaré más tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario